(Pasa
la noche y se despiertan...)
Fernando:
Buenos días.
Antonio:
Nunca madrugas y esta vez sí.
Fernando:
Es que pensar en todos los que han muerto... No me entra el sueño.
Antonio:
Y pensar que a 10 metros hay un fantasma esperando para matarnos...
Fernando:
Oye, ¿cómo vamos a seguir hasta algún lugar conocido?
26
Antonio:
Podemos usar navegador del móvil, pero está sin batería.
Fernando:
Mi móvil tampoco tiene batería.
Belén:
Buenas.
Antonio:
¿Y qué vamos a comer?
Fernando:
Al estar sin el profesor...
Antonio:
No deberíamos haberle dejado morir.
Belén:
Yo traje la comida.
Antonio:
Yo no traje nada.
Fernando:
A mí se me cayó al correr. Estará a unos 200 metros, pero yo no me acerco.
Antonio:
Ya... Se ve desde aquí que se te ha caído la mochila de la comida y ropa...
Belén:
Y ver a toda esa gente muerta, ahí mismo...
Antonio:
Casi toda la clase...
Fernando:
Bueno, dejar eso ya. Oye, ¿cómo podía vivir Matilde en el hostal años, si muchos de la clase no
duraron ni 1 día?
Belén:
Eso es verdad. Y vivía bastante bien.
Fernando:
A lo mejor era el fantasma, o algo por el estilo.
Antonio:
No digáis tonterías, si era muy maja.
Belén:
No sé como Lucy sigue durmiendo, cuando se le ha muerto su novio...
Antonio:
Ja, ja.
Belén:
Quedarnos aquí, en Albacete, va a ser una tontería. Sigamos a Cuenca, como en
la ruta del profesor.
Fernando:
¿Y dónde está Cuenca?
Antonio:
Aquí mismo, ¿dónde va a estar?
Belén:
Está al Norte, no aquí mismo. Vamos a tardar en llegar allí.
Antonio:
Empecemos ya a andar, que si no...
Belén:
Mi móvil aún tiene un poco de batería.
Antonio:
¡Corre, llama a la policía!
Belén:
Estoy sin saldo.
Antonio:
¡Pero a llamada de emergencia, que no cuesta saldo!
Belén:
¡Es verdad! Pues ahora voy.
Fernando:
¡Estamos salvados!
27
Antonio:
(Saltando) ¡Hurra!
Fernando:
(Al saltar se choca con Belén y le tira el móvil) Huy, perdón.
Belén:
Anda que también... (Coge el móvil y ve que no se enciende) Oye, que no se
enciende.
Antonio:
¡Maldito Fernando, acabas de quitarnos la vida!
Belén:
Si funciona, pero como está sin batería y se apaga al caerse, no se enciende.
Antonio:
(Cogiendo a Fernando de la ropa) ¡Sigue teniendo la culpa!
Fernando:
(Le pega un puñetazo a Antonio) ¡Tranquilo, chaval!
Antonio:
(Furioso) ¡Como te atreves!
Belén:
¡Tranquilizaos!
Antonio:
(Empuja a Fernando) Maldito...
Fernando:
(Se cae encima de Lucía) ¡Pero no me empujes con Lucía!
Lucía:
¡AY!
Belén:
Ala, ya habéis despertado a la viuda.
Lucía:
(Empezando a llorar) ¡Te podrías callar!
Fernando:
(Coge una piedra pequeña y se la lanza)
Antonio:
(Le da en la cabeza) ¡Ay!
Belén:
¡Está sangrando! ¡Asesino!
Antonio:
(Llorando) ¡Qué dolor!
Belén:
Espera, que te doy una saga, algo hará.
Lucía:
Dale mejor un algodón. Espera, toma. (Saca de la mochila un algodoncito)
Belén:
Gracias. (Coge el algodón y se lo pasa por la herida de Antonio)
Antonio:
(Sollozando) Me duele...
Belén:
Oye, que solo es una pequeña brecha.
Antonio:
Pero duele...
Fernando:
Lo siento, tío.
Antonio:
Tú, no me hables...
Lucía:
Dejadlo, que eso es una pelea de amigos.
28
Belén:
Lucía, que podría haber matado a Antonio...
Fernando:
Ya he pedido perdón, no ha sido mi culpa.
Antonio:
¿Entonces de quién? ¿De Mickey Mouse?
Fernando:
De mi impulso... Soy un poco impulsivo.
Belén:
(Irónica) Un poquito solamente.
Lucía:
Deja ya al pobre Fernando...
Antonio:
Ya me encuentro mejor, vámonos de aquí, que ver al profesor Rafael muerto tan
cerca me da cosilla...
Belén:
Eh, espera... El profesor tiene que tener comida y el mapa con el recorrido.
Podemos saquearlo.
Fernando:
Estás loca...
Belén:
Que quieres, mejor sobrevivir como un delincuente que morir como un santo.
Antonio:
Eso no se dice así.
Belén:
Yo lo digo como quiera.
Antonio:
Bueno, pues podemos hacer eso. Está cerquita, con lo que dudo que nos
muramos...
Belén:
Fernando, ve tú que eres rápido y así te perdonamos lo de la piedra.
Fernando:
Prefiero que no me perdonéis, ja ja.
Lucía:
Ve...
Fernando:
Bueno, voy. Si me veis que me atrapan, salvarme por favor...
Belén:
Claro, claro.
Fernando:
(Va a por la mochila y la coge) Voy para allá.
Matilde:
(Por detrás de Fernando) Con que robando cuerpos, eh.
Fernando:
(Asustadísimo) ¡Ah! ¡Qué susto, por dios!
Matilde:
Tranquilos, soy Matilde.
Fernando:
¿Y cómo no te ha atrapado Lerucci, el fantasma?
Matilde:
No puede, pero ese no es el tema. Te ayudo mejor a llevar la mochila, que te
puede atrapar Lerucci.
Fernando:
(Saliendo corriendo) Gracias.
Antonio:
(Susurrando) ¿Qué hace esta aquí?
Lucía:
(Susurrando) No lo sé...
29
Matilde:
(Gritando) Vengo a ayudaros, Antonio y Lucía.
Antonio:
(Asustado) ¿Y cómo nos escuchas?
Matilde:
Buen oído, natural de mi familia.
Lucía:
Se ve, se ve.
Fernando:
(Llega al final del camino) Hola que tal.
Lucía:
Hombre, Fer.
Fernando:
Fernando, por favor. Me gusta más.
Lucía:
Por eso te llamo Fer, Fer. Ja, ja.
Fernando:
No tiene gracia...
Belén:
Ja, ja. Yo si le veo la gracia ja, ja.
Antonio:
Callaos ya. Matilde, no necesitamos ayuda.
Lucía:
Si la necesitamos.
Matilde:
Sé que lo necesitáis.
Antonio:
Bueno, pues ya que estás... ¿Podrías guiarnos el viaje? Sale en el mapa.
Matilde:
Si me lo dais, podré ayudaros.
Fernando:
(Saca el mapa de la mochila de Rafael) Aquí está.
Matilde:
(Coge el mapa) Ah, ya se que camino es. De Albacete a Madrid pasando por
Cuenca...
Antonio:
Así es.
Matilde:
Por si no tienen agua, ya traje yo una poca.
Belén:
Qué maja.
Matilde:
(Se ríe) Empecemos el viaje. Son unas 12 horas y media hasta llegar a Madrid.
Belén:
(irónica) Puf, que poco queda.
Lucía:
Empecemos a andar ya, que se hace tarde.
Fernando:
No hay ganas.
Matilde:
Muevan las piernas. ¡Vamos!
(Andan
unas 2 horas y se ponen a descansar)
Lucía:
Ya era hora de descansar...
Matilde:
Ya que estamos podemos dormir aquí, es un buen sitio.
Antonio:
Echo de menos a los de la clase...
Fernando:
Yo también... Las gracias de Miguel...
Antonio:
Y al profesor Rafael...
30
Belén:
(Hablando a Lucía) Qué recuerdos de Alicia, María... y quiero volver a mi casa.
Lucía:
Lo mejor es dejar eso a otro lado... (Triste) Miguel...
Belén:
Solo estuviste un día con él, tampoco es tanto.
Lucía:
Ya, pero me gustaba mucho... Me he quedado con ganas de besarle...
Belén:
Ah que, ¿no lo besaste?
Lucía:
No tuve tiempo...
Belén:
Entonces no se qué pena te da...
Lucía:
Es que tú no lo entiendes, nunca has tenido novio.
Belén:
Ya, pero sabes por qué.
Lucía:
Y dudo que vayas a tenerlos algún día si eres lesbiana.
Antonio:
¿Pero que me estás contando?
Belén:
(Furiosa) ¡Pero cállate, que hay gente cerca!
Antonio:
¿Belén lesbiana? No me lo creo, ja ja.
Belén:
No se lo cuentes a nadie... Por favor...
Antonio:
(Gritando) Fernando, ven, que tengo un notición.
Belén:
Mira lo que has hecho, Lucía. Ahora el maldito niño este le va a contar a todos
lo que soy.
Lucía:
Si están todos muertos, da igual...
Fernando:
(Acercándose a Antonio) ¿Qué pasa?
Antonio:
Que Belén es lesbiana, ja ja.
Fernando:
(Sorprendido) ¿No te gustaba Israel?
Belén:
Me lo inventaba... Dejarme en paz...
Fernando:
Si da igual, ya con la homosexualidad de Roberto la respetamos.
Lucía:
¿Por eso lo marginasteis para siempre y no volvisteis a hablar con él?
Fernando:
Eh, que eso no fue así.
Antonio:
Da igual, también está muerto.
Matilde:
Chicos, yo me voy a acostar ya, cuando vosotros queráis hacéis lo mismo.
Lucía:
No hay mucho sueño, la verdad.
Belén:
Ya, pero habrá que dormir.
31
Antonio:
Belén, duerme conmigo, a ver si va a pensar Lucía que vas a por ella en cuanto
menos te descuides.
Belén:
Imbécil.
Lucía:
Me imagino que dormirá en su cabaña, y nunca me haría eso...
Belén:
Es que es tonto.
Fernando:
Qué días más aburridos estos, no hay nada que hacer.
Belén:
Ya va quedando menos.
(La
noche pasa, al día siguen andando unas 2 horas, descansan, hablan los chicos
entre ellos y siguen andando otras 2 horas. Se quedan, se duermen y se vuelven
a despertar naturalmente, y siguen andando. Tras otras 2 horas, llegan a
Cuenca, la ciudad al norte de Albacete)
Matilde:
Ya estamos en Cuenca.
Lucía:
¡Por fin!
Belén:
¡Ya queda menos!
Matilde:
(Susurrando) Por fin están aquí... (Hablando) Niños, aquí hay una casa mía.
Podéis quedaros unos días.
Antonio:
¡Sí! ¡Yo quiero quedarme!
Lucía:
Eso es, que hace falta algo de descanso sin encontrarte una araña en la boca.
Matilde:
Está a 5 minutos, en este bosque. Seguidme.
Fernando:
Ya vamos a tocar la gloria...
Antonio:
¡Aleluya!
Fernando:
Se está portando muy bien Matilde, ¿no?
Antonio:
Sí, bastante.
(Llegan
a la casa, que es grande, entre árboles)
Antonio:
¡Qué guay! ¡Es una casa de árbol gigante!
Belén:
¡Qué bonita!
Matilde:
Entrad, niños. (Abre la puerta) Tengo de todo ahí dentro.
Lucía:
(Preocupada) Esta casa me da mal rollo.
Belén:
¡Pero si está genial!
Matilde:
Lucía, pasa, que no va a pasar nada.
Lucía:
Bueno, ya que estoy, entro.
Antonio:
(Entra a la casa) ¡Tiene de todo! ¡Una piscina dentro de
32
la
casa!
Fernando:
(Entra) ¡La Play Station 4 con el Fifa 15! ¡Con lo que me gusta el Fifa!
Belén:
(Entra) Es gigantesca...
Lucía:
(Preocupada decide entrar) ¡Uy, pues sí tiene de todo!
Matilde:
¿Os gusta?
Fernando,
Belén: ¡Mucho!
Matilde:
¡Pues disfrutarla el tiempo que viváis! (Cierra la puerta corriendo con llave y
una jaula gigantesca lisa aparece tapando la casa) Era todo un engaño. Vais a
morir aquí dentro, ja ja.
Lucía:
(Enfadada) ¡Os dije que era una trampa! ¡Bruja!
Matilde:
Es que lo soy. Ahora empezará a echar agua la manguera para llenar la casa en
unos días de agua, os ahogareis y moriréis. Como verán, a mí no me atacaba
Lerucci, porque yo soy él.
Antonio:
Nos tenía engañados...
Lerucci:
(Se empieza a arrancar un poco la cara y sale otra piel debajo) Esto es una
máscara bien hecha, nada más. Nadie escapa de Lerucci, nunca jamás.
Fernando:
No puede ser...
Lerucci:
¡Disfrutad de los juegos, ya que van a ser los últimos para vosotros!
Antonio:
Qué muerte más dolorosa tenía planeado.
Lerucci:
¡Hasta luego! (Desaparece)
Lucía:
¡No quiero morir!
Antonio:
Hay que planear algún plan, para salir de aquí.
Belén:
Tenemos tiempo, solo ha encendido la manguera.
Antonio:
Si las paredes no fueran lisas, pero lo son...
Lucía:
(Coge una silla y la tira hacia la ventana) No se rompe... No podemos salir de
la casa...
Fernando:
(Sale de la piscina) ¡El agua de la manguera está muy caliente! Está dentro de
la piscina la manguera, pero no se puede mover... Está pegado al suelo...
Antonio:
Mejor aún, nos quiere quemar vivos.
Fernando:
(Se quita la camiseta) ¡Qué calor, por dios!
33
Belén:
El aire acondicionado está puesto a 50 grados, así que normal...
Lucía:
(Asustada) ¿A 50 grados? ¡Vamos a morir de la peor forma posible!
Antonio:
Matarme, mejor que sufrir así...
Lucía:
¡Están desapareciendo los muebles y la casa se está empequeñeciendo!
Belén:
Este lo tenía todo planeado... ¡Qué calor!
Fernando:
(Se quita los pantalones) Quitaros todo, así no tendréis tanto calor.
Belén:
¡Guarro!
Fernando:
Si da igual, vamos a morir todos.
Belén:
Pues no te desnudes.
Fernando:
(Se quita los calzoncillos) Tarde.
Antonio:
Fernando, tápate, ja ja. Que le traumatizas.
Lucía:
(Sonrojada) ¡Callaos ya!
Antonio:
Pero Lucía, mira, no te tapes los ojos.
Lucía:
¡Hay que salvarse de aquí!
Belén:
A mí no me importa mirarle, soy lesbiana.
Fernando:
A ver si te vas a cambiar de acera.
Antonio:
Mirándote a ti lo dudo.
Belén:
Pues calor si hace...
Fernando:
Por eso...
Lucía:
¡Fernando, vístete, por favor!
Belén:
Eso es, ja ja.
Antonio:
¡Eh, que ha mirado Lucía de reojo a Fernando!
Fernando:
Nadie se puede resistir...
Lucía:
(Muy sonrojada) ¡Vamos a morir, no habléis de tonterías, dar ideas!
Antonio:
Podemos hacer que Fernando se ponga los calzoncillos, que ya me está dando
asco.
Belén:
Sí, sería lo mejor.
Fernando:
(Coge los calzoncillos y se los va poniendo) Vale, me lo pongo, tranquilos.
34
Lucía:
(Se deja de tapar los ojos) Gracias. Buena idea, Antonio. Ahora pensemos en
cómo salir de aquí.
Antonio:
Cada vez hace más calor, no puedo aguantar...
Fernando:
Una pequeña idea. En la estantería esta hay latas de atún y sardinas. Podemos
tirarlas a los 3 aparatos de aire acondicionado, y romperlos, con lo que no
funcionen.
Antonio:
Sí, porque no hay cables para meterlos en el agua.
Fernando:
(Coge unas cuantas latas) Hay 20 latas en total. Tomad, tener buena puntería, y
rompamos al menos un aparato de aire.
Belén:
(Abre otra estantería) Aquí hay frascos de cristal de garbanzos, también puede
ayudar.
Lucía:
¿Os vais a tirar toda la comida que queda? ¡A mí ya no me queda casi nada de
comida!
Antonio:
(Coge una lata) Algo sobrará. (La lanza y falla) Ups...
Fernando:
(Tira la lata y le da al aire) Bien, esto no se rompe.
Lucía:
Están muy arriba los aparatos estos. No llegamos.
Antonio:
¡Eh, hay un botón para bajar temperatura! ¡Demos a ese botón y bajemos la
temperatura!
Fernando:
Buena vista. ¡Vamos, apunten y lancen!
Belén:
(Lanza y falla) No es tan fácil.
Antonio:
(Lanza un bote de habichuelas, y le da al aparato. Este deja de funcionar)
¡Toma, bien!
Fernando:
Solo quedan dos.
Belén:
(Lanza una lata y le da al bajo de temperatura, este botón se queda atascado)
¡Oh, no!
Fernando:
¡Pero qué has hecho, nos vamos a congelar!
Antonio:
Ha bajado a -25 grados bajo cero... Nos vamos a congelar.
Lucía:
Eh, que es muy buena idea. Gracias a esto el agua se va a congelar y no nos
ahogaríamos.
Antonio:
Eso es cierto, pero nos vamos a congelar nosotros también.
Belén:
Hay armarios con ropa, ahora es taparnos.
Fernando:
(Poniéndose los pantalones) Pero aún hay un aparato de aire acondicionado
35
Lucía:
Así se regula la temperatura.
Antonio:
Entonces no se congela el agua.
Lucía:
Ya romperemos eso algún día, queda mucho para que esto se hunda.
Antonio:
El agua está ardiendo, en cuanto el agua nos llegue a las piernas, nos vamos a
quemar.
Belén:
(Tira el último bote y no rompe el aparato de aire acondicionado) Maldita sea,
¡funciona!
Lucía:
¿No quedan más botes?
Fernando:
Eh, no.
Lucía:
¡Plan fallido!
Fernando:
Ya nos hemos dado cuenta... Es que no sé como pudimos confiar en Matilde desde
el principio.
Lucía:
Porque nos ayudó a seguir a Madrid. Gracias a ella estamos en Cuenca.
Antonio:
El suelo está encharcado... Me quema las plantas de los pies.
Lucía:
Uy, es verdad, quema.
Fernando:
(Vuelve al salón) No hay ningún enchufe en el cuarto de arriba para cargar el
móvil.
Lucía:
¿Pero hay cuarto arriba?
Fernando:
Sí, con camas.
Belén:
Pues me voy a descansar, allí seguro que no hace calor.
Fernando:
Sí, hay un aparato de aire acondicionado a 50 grados.
Lucía:
Entonces mejor quedarse aquí.
Fernando:
Esto se hundirá pronto...
Antonio:
No se me ocurre ningún plan.
Lucía:
A mí sí. Dejar pasar el tiempo y matarnos.
Fernando:
Para eso prefiero suicidarme yo.
Belén:
No hay cuchillos ni tenedores, no sé como lo vas a hacer.
Fernando:
Qué crueldad.
Lucía:
Para eso prefiero morir como murieron los otros...
Belén:
(Llorando) ¡Es que vamos a morir! ¡No me lo creo!
36
Antonio:
Llorando no vais a solucionar nada. Hay que romper la ventana, así salir fuera
y no nos ahogamos tan fácilmente.
Fernando:
Y podríamos gritar hasta que venga alguien...
Lucía:
No se puede romper...
Antonio:
Seguro que con algo sí (coge una pelota de tenis y la lanza fuerte contra la
ventana, pero esta rebota y cae en la piscina) ¡Mi pelota!
Lucía:
Una pelota no lo iba a romper...
Fernando:
A lo mejor una navaja si lo hace.
Belén:
¿Tienes una navaja? ¿Para qué?
Fernando:
Por si me atacaba un animal.
Lucía:
Eso seguro que funciona, podrías decirlo antes.
Antonio:
(Gritando) ¡Qué calor, me estoy quemando las rodillas y la cara!
Lucía:
Está la manguera disparando agua. Es muy potente, esto pronto se va a hundir.
Fernando:
(Saca la navaja de su bolsillo) ¡Vamos, que voy!
Lucía:
Ánimo.
Fernando:
(Lo coge y lo usa como un puñal contra la ventana. Entonces le hace una grieta
a esta) ¡Sí, funciona!
Belén,
Lucía: ¡Hurra!
Antonio:
Dale más veces.
Fernando:
Voy a tardar en romper la ventana (Sigue dándole, y tras 70 puñaladas consigue
profundizar y sobre sacar la navaja) Ya tenemos un agujero.
Antonio:
(Subido al armario) Has tardado, eh...
Fernando:
(Subido a la silla) El agua está llegando a la tabla de la silla.
Lucía:
(Subida a la mesa) Está ya alta...
Belén:
(Subida a la misma mesa) Corre, que va a llegar el agua aquí.
Fernando:
No hay nada más que se pueda levantar, además de las sillas. En un tiempo me
quemo vivo.
Lucía:
Yo me estoy mareando del calor...
37
Belén:
Aguanta, Lucía. Fernando, lo difícil ya está hecho. ¡Rompe ese maldito cristal,
por dios, que nos cocemos!
Fernando:
Lo intentaré. (Empieza a cortar con la navaja desde fuera cachos de cristal,
pero le cuesta) Está difícil.
Lucía:
No va a dar tiempo...
Fernando:
(Va cortando cachos, y consigue cortar ¼ de la ventana) ¡Dios! ¡El agua
ardiendo por mis rodillas!
Lucía:
Trabaja de pie.
Fernando:
(Se levanta) No puedo...
Lucía:
Pues sigue cortando, porque por ahí no cabe nadie.
Fernando:
Desearme suerte. (Se agacha y con el calor sigue cortando. Consigue cortar la
mitad de la ventana pero no puede seguir, ya que le sobrepasa las rodillas) ¡Me
estoy quemando el muslo!
Antonio:
Oye Lucía, ¿estás bien?
Fernando:
Estará desmayada. Yo lo voy a estar pronto también... El calor del agua...
Antonio:
Es que está tocando la mesa además, y están Belén y Lucía mareadas. Eso sí, yo
no me bajo del armario. (Se quita la camiseta) Si hace calor.
Fernando:
Tengo una idea, podemos coger la silla y terminamos de romper el cristal más
rápido.
Antonio:
Buen plan. Pero para coger la de ahí tengo que bajarme y quedarme en la mesa de
las niñas estas.
Fernando:
¡Hazlo, me das la silla y yo rompo la ventana, por favor, rápido!
Antonio:
(Se prepara para bajar del armario) Voy... Pero esto me da vértigo, si caigo a
la lava me quemo.
Fernando:
¡Hazlo de una vez! ¡Vamos que me quemo!
Antonio:
Lo intentaré. (Se prepara para saltar, lo hace pero no llega a la mesa) ¡Ahg!
Fernando:
¡Antonio! ¡Espera que voy a salvarte!
Antonio:
¡Me muero!
Fernando:
(Salta a la mesa y de ahí a la otra. Consigue hacerlo
38
pero
tira la silla de la que se sujetaba) ¡Antonio, ya estoy aquí!¡Dame la mano!
¿Antonio? (Ve su mano y la coge) Espera que tiro. (Saca a Antonio del agua y lo
apoya en la mesa) ¡Antonio! ¿Estás vivo? (Le mira la pulsación y le sigue
latiendo el corazón) Estará desmayado... ¡Antonio!
Antonio:
¿Dime?
Fernando:
(Feliz) ¡Estás vivo! ¡Qué alegría!
Antonio:
(Con el cuerpo quemado) Me duele mucho el cuerpo... Lo tengo quemado...
Fernando:
(Ve que la silla está hundida) Seguramente vamos a morir aquí...
Antonio:
Se ve... ¿Y Lucía y Belén no despiertan?
Fernando:
(Le mira el pulso a Lucía) Ella está viva, voy a mirar la otra. (Le mira el
pulso a Belén) Oye, que a Belén no le late el corazón.
Antonio:
¿Qué dices?
Fernando:
En serio, no responde... (Llorando) ¡Belén, Belén!
Antonio:
Dios... Mejor no despertamos a Lucía, que no vea esto.
Fernando:
(Sigue llorando) Bel... ¿Cómo ha muerto?
Antonio:
Ya quedamos solo 3, y creo que seré el siguiente en morir...
Fernando:
(Mira el nivel del agua) Voy a intentar una cosa. De todas formas moriremos
alguna vez, seguramente.
Antonio:
¿Qué vas a hacer?
Fernando:
(Coge la silla) Saltaré a esta mesa, y de ahí intentaré romper la ventana.
Antonio:
¡Pero te vas a caer! ¡Está muy lejos!
Fernando:
Si da igual, nuestras vidas no tienen sentido. (Salta y cae en la mesa)
Antonio:
¡No lo hagas!
Fernando:
Va a ser más difícil salir que romper la ventana. (Agarra la silla de las
partes traseras, y poniéndose en el bordillo de la mesa, da golpes a la
ventana.
Antonio:
Fernando, por favor, cuidado.
39
Fernando:
(Consigue romper la ventana) Perfecto.
Antonio:
¡Bien!
Fernando:
Despierta a Lucía o algo. Voy a intentar poner la silla aquí. Nos vamos a
quemar toda la parte debajo de la cadera, pero a lo mejor vamos a sobrevivir.
Antonio:
Lucía. (Le pega en la cara) ¡Despierta, despierta!
Fernando:
(Coloca la silla) Ya está. ¿Se despierta Lucía?
Antonio:
(Agarra a Lucía) No lo consigo... (Le mira el pulso a Belén) Sí... está
muerta...
Fernando:
Bueno, pues no sé qué hacer con Lucía...
Antonio:
No podemos dejarla aquí.
Fernando:
Intenta cogerla.
Antonio:
Entonces me va a costar más saltar, y me va a costar estando medio quemado...
Fernando:
(Mira el nivel de agua, que le llega a la cadera) Déjala. Mejor que
sobrevivamos que matarnos por otro medio muerto...
Antonio:
Pero Lucía...
Fernando:
Pero Belén...
Antonio:
Bueno... Es verdad. (Se prepara para saltar de un lado a otro y lo consigue,
pero por poco) Puf...
Fernando:
Voy a salir. Tú lo tienes más fácil, eres más alto que yo.
Antonio:
Vamos, que nos morimos también nosotros.
Fernando:
(Se va a la silla) ¡Agh! ¡Me llega al cuello!
Antonio:
¡Pero corre!
Fernando:
(Se agarra a la ventana y se sube. Se tira a la hierba de fuera de la casa.)
Antonio:
¡Voy yo! (Se baja a la silla y hace lo mismo. Sale de la casa)
Fernando:
Por fin...
Antonio:
Me encuentro fatal... No veo bien... (Cae mareado)
Fernando:
Maldita sea. ¿Antonio? Se habrá mareado con el calor y además al estar
quemado... (Gritando) ¡Ayuda, ayuda! ¡Ayuda, por favor! (Se pasa 10 minutos
gritando) ¡Ayuda, por favor!
????:
¿Quién habla?
40
Fernando:
(Feliz) ¡Señor, le hablo de la pared que hay! Haga un agujero para salir de
aquí!
????:
¿Qué te pasa?
Fernando:
¡Rompa la pared, por favor!
????:
¿Con qué?
Fernando:
Con una roca pesada o algo.
????:
Espera, que voy.
Fernando:
¡Muchas gracias, señor!
????:
(Rompe un trozo de la pared con una gran roca) Tengo un agujero ya.
Fernando:
¡Perfecto! Siga rompiendo...
????:
(Hace un gran agujero) ¿Así te vale?
Fernando:
(Con Antonio a cuestas) ¡Sí! ¡Espere, que le saludo!
????:
¿Te ayudo?
Fernando:
(Llega al agujero) ¡Gracias a dios, mi salvador! ¡Estamos encerrados en esta
casa por un fantasma! ¡Ayúdame a sacar a este mareado!
????:
Está quemado...
Fernando:
En la casa sale agua hirviendo. Es obra de un fantasma llamado Lerucci, bueno
ayúdeme, por favor.
????:
¿Lerucci? ¡Oh no! Sé quien es... Claro que te ayudo.
Fernando:
¿Cómo te llamas?
Ramón:
Me llamo Ramón.
Fernando:
Por favor, ayúdanos. Hay una chica dentro de la casa, quemándose viva.
Ramón:
Lo vas a lamentar, pero lo mejor es no meterse allí.
Fernando:
¡Es que se va a morir!
Ramón:
Te lo sugiero, no te acerques a esa casa...
Fernando:
Pero...
Ramón:
Te lo recomiendo. Vamos a ver cómo está tu amigo. (Coge a Antonio de los brazos
y lo arrastra a unos 5 metros) Bueno, tiene quemaduras de primer grado, vamos
al hospital y ya le curaré.
Fernando:
¿Es usted médico?
41
Ramón:
Así es. Soy cirujano, que algo tiene que ver. A unos 10 minutos de aquí tengo
mi coche aparcado, os llevo si eso.
Fernando:
Muchas gracias... Pero lo de la chica...
Ramón:
Te voy a contar una cosa sobre Lerucci. Yo también hice la caminata de
Granada-Albacete llamado Istat. A mis amigos y a mí nos atacó también el
fantasma. Teníamos unos 14 años. Éramos 13 amigos, y solo 5 llegamos vivos al
final del camino. Entonces una mujer muy maja nos ayudó a ir a Valencia, donde
queríamos ir, y nos tendió una trampa... Era Lerucci, y nos metió en una olla
gigantesca y muy alta. Solo tres salimos con vida, escalando con unos puñales
hasta arriba del todo. Mi amigo cayó a la olla, y corriendo mi otro amigo bajó
a salvarle. Cuando bajó, una tapa
gigante le tapó y murieron los dos. Yo fui el único que me salvé, ya que no fui
a por él. Si vas a ayudarla, te quedarás encerrado de alguna forma... Te
recomiendo que te quedes, pero tu haz lo que quieras...
Fernando:
Bueno... Sí, vayamos al hospital, gracias por ayudarnos.
(Van
al hospital de Cuenca)
Médico:
Se recuperará. Lo tendremos 2 días aquí y se recuperará.
Ramón:
Muchas gracias. Volveremos entonces en 2 días.
Médico:
Perfecto, Ramón.
Ramón:
Fernando, quédate en mi casa hasta que se recupere Antonio. Luego ya os dejo
por donde estabais.
Fernando:
Muchas gracias. Se está portando muy bien con nosotros.
Ramón:
Vente a mi casa.
(En
la casa de Ramón)
Ramón:
Esta es tu habitación, Fernando.
Fernando:
¡Qué bonita! ¿Y qué hace con una habitación para niños?
Ramón: Tuve una esposa y un hijo, pero murieron para salvarme de Lerucci. Todos
los días voy a visitar sus tumbas, para agradecerles lo que hicieron.
Fernando: ¿Pero te salvas de ese fantasma si alguien
se mata por ti?
42
Ramón:
Eso es, pero tiene que querer esa persona. Mientras que no suceda eso, no os
salvareis del fantasma.
Fernando:
Pero mi profesor se mató para salvar la vida de Lucía, y esta habrá muerto en
la casa.
Ramón:
Se tiene que matar al terminar la caminata. Pero tranquilo, solo no debes hacer
nada temerario o peligroso... Os acompañaré, para que no muráis...
Fernando:
Eso es un detalle, pero es que hago una caminata hasta Valladolid.
Ramón:
Les llevaré a Madrid, y seguiréis allí el camino. Mejor que no paséis más por
Cuenca.
Fernando:
Gracias por todo, en serio. No sé si debería confiar en ti, ya que al confiar
en Matilde luego nos intentó matar ya que era Lerucci.
Ramón:
Haz lo que quieras, te dejo escoger.
Fernando:
Bueno, si no moriré, así que confiaré en usted.
Ramón:
Llámame Ramón, que no soy tan mayor, solo tengo 39 años.
Fernando:
Vale, Ramón.
(Esperan
unos días hasta que Antonio se recupera. En el médico de Cuenca...)
Antonio:
Buenas, Fernando.
Fernando:
¿Te encuentras mejor?
Antonio:
Sí, ya me encuentro bien.
Ramón:
Me alegro. Lerucci os intentará atacar más, pero os haré compañía.
Antonio:
¿Quién es usted?
Ramón:
Ramón, ya te contará todo Fernando. Os llevo en tren hasta Madrid, y ya de ahí
seguimos a Valladolid.
Fernando:
Sí, Antonio. Ahora te explico todo lo que ha pasado en el tren.
(Llegan
al tren y Fernando cuenta todo a Antonio. Llegan a Madrid y se acercan hasta la
caminata, de Madrid a Valladolid pasando por Segovia)
43
Ramón:
Esta es la caminata llamada Hofteod, ¿no?
Fernando:
Me imagino. Tienes el papel tú.
Ramón:
Perfecto.
Antonio:
No me creo que muriera Lucía... Nunca pude decirle que le gustaba.
Fernando:
¿Te gustaba?
Antonio:
¡Mucho!
Fernando:
No lo sabía, lo siento... A mí me gustaba Belén, hasta que descubrí que era
lesbiana.
Antonio:
Tampoco sabía yo eso.
Ramón:
Seguramente nos encontraremos con gente haciendo esta caminata, es muy famosa.
Fernando:
Gracias Ramón por darnos algo de tu comida.
Ramón:
Lo más seguro es que no tuvierais. Bueno, pues cuando queráis empezamos a
andar.
Antonio:
Ya mismo, quiero llegar al hotel de Valladolid. Dicen que es el mejor hotel de
España.
Ramón:
Ah, ¿vais a Las Blancazas?
Antonio:
Sí, así se llama.
Ramón:
Pues solo tardaremos unas 10 horas andando hasta llegar allí, no está ya tan
lejos.
Antonio:
Bueno, el tiempo ya se nos pasará.
Ramón:
Seguro que sí. Bueno, pues andando, que es gerundio.
(Empezaron
a andar y pararon a las 2 horas en un camping)
Ramón:
En este camping seguro que hay niños de vuestra edad. Podemos quedarnos unos
días para descansar.
Fernando:
Aquí también nos íbamos a quedar nosotros si fuéramos con Rafael, con lo que
está pagado.
Ramón:
Entremos.
Antonio:
(Entrando en el parking) Mira cuántos animales hay. Ciervos, jabalíes,
zorros... de todo.
Fernando:
Mola el camping, ja ja.
Ramón:
(Se acerca al monitor del camping) Hola, venimos para estar unos días en el
camping.
44
Diego:
Claro. Buenas tardes, ¿su nombre?
Ramón: Ramón Salazar.
Ramón: Ramón Salazar.
Diego:
¿Solo 2 niños y usted?
Ramón:
Sí, pero hay reserva. Son 20 niños y un adulto.
Diego:
Solo son 2.
Ramón:
La mayoría faltó.
Diego:
Umh, ya la veo. Pero la reserva es de Rafael Leal.
Ramón:
Murió...
Diego:
Vaya, lo siento mucho. Pero sin él no puedes entrar.
Ramón:
Pero tenemos la reserva y el dinero pagado.
Diego:
Es que a lo mejor has robado usted a Rafael Leal su cartera y te haces pasar por él.
Ramón:
¡Yo nunca haría eso!
Diego:
Perdone, pero no puedo fiarme de usted.
Ramón:
Bueno, pues estos niños son Fernando Fernández y Antonio Torres, seguramente
están apuntados.
Diego:
(Mirando el ordenador) Sí, en el grupo de los 20 niños.
Ramón:
Estos son.
Diego:
¿Tienen el DNI?
Ramón:
¿Lo tenéis?
Antonio:
Yo sí.
Fernando:
Yo también.
Diego:
Dádmelo y vosotros podréis entrar sin pagar.
Antonio:
(Coge el DNI) Toma.
Diego:
(Lo mira) Es correcto todo.
Fernando:
Toma.
Diego:
(Lo coge) También es correcto. Ellos pueden entrar, pero Ramón, usted no puede.
Ramón:
¿Cuánto cuesta el maldito camping?
Diego:
40 euros la noche. Tenemos actividades y muchos animales.
Ramón:
Da igual, ya que este hombre no me cree pago. (Saca la billetera con el dinero)
Tome.
Diego:
¿Cuántas noches estaréis?
45
Ramón:
Yo las que los niños.
Diego:
Pues tres noches, con lo que 120 euros sin contar esta, que os sale gratis.
Ramón:
(Coge el dinero) Toma y déjanos pasar.
Diego:
Gracias. Podéis pasar.
Fernando:
¡Qué emoción!
Antonio:
Esto estaría más chulo con los de la clase.
Fernando:
Bueno... Al menos estamos vivos.
Antonio:
Sí, algo es algo...
Ramón:
Aquí podéis conocer niños de vuestra edad seguramente. (Susurrando) Vaya
chorizo el monitor, se va a quedar con más de 1000 euros de los niños
muertos...
Antonio:
¿Cuál es nuestra cabaña?
Ramón:
La vuestra la número 5. Yo estoy en la 3, para dejaros descansar.
Antonio:
Solo son 15, que poquitas.
Ramón:
No son muchas...
Antonio:
(Viendo la cabaña 7) Mira, son gente de nuestra edad, es verdad.
Fernando:
Yo prefiero ir a mi bola.
Ramón:
Pues me voy a mi cabaña, a colocar cosas. Cuando queráis verme, ya sabéis donde
estoy. Si salgo os llamo.
Antonio:
¡Vale!
Ramón:
Mucho cuidado con todo. Lerucci os puede atacar en cualquier momento, estar
atento a todo.
Fernando:
Yo me voy a dar una vuelta.
Antonio:
Espera, que te acompaño.
Ramón:
Alah, hasta luego. (Empieza a moverse hasta la cabaña)
Fernando:
Antonio, esto sin gente está aburrido...
Antonio:
Vamos a conocer a estos, no hay mucho más que hacer. ¡Hola!
Raúl:
Buenos días.
Antonio:
¿Qué tal?
Sergio:
¿Quién eres tú?
46
Antonio:
Un niño del camping.
Sergio:
Ah... Pues hola.
Antonio:
Me llamo Antonio, ¿vosotros?
Julio:
Yo Julio.
Sergio:
Yo Sergio y este Raúl.
Sandro:
Y yo Sandro.
Antonio:
Pues encantado. Yo estoy en la cabaña 5, por si me queréis ver.
Julio:
Nosotros en la 7.
Fernando:
Yo soy Fernando.
Sandro:
Bonito nombre.
Fernando:
Gracias...
Sergio:
Pues nada, hasta luego.
Antonio:
Adiós.
Fernando:
Hasta luego.
Antonio:
(Susurrando a Fernando) Ya conocemos algunos más.
Fernando:
Yo no me acuerdo de los nombres.
Antonio:
Yo tampoco pero bueno...
Diego:
(Con un altavoz) ¡Niños, venid aquí!
Antonio:
Esos seremos nosotros...
(Se
dirigen Antonio, Fernando y 12 niños, contando a Raúl, Sergio, Sandro y Julio)
Diego:
¡Hola, niños!
Todos:
¡Hola!
Diego:
Soy Diego Vílchez, vuestro monitor. Como se ve, han faltado 18 niños, pero
bueno... Paso lista de los que están y los que no están. Empiezo: ¡María
Andrade!
Antonio:
No está.
Diego:
¿No está? Sigamos. David Arráez.
Fernando:
Tampoco.
Diego:
Vaya... ¿Javier Benítez?
Antonio:
Tampoco ha venido...
Diego:
Qué rápido faltan... Rocío Cascales.
Rocío:
¡Aquí!
47
Diego:
Somos 14 y deberíamos ser 32, claro. Bueno, sigo: Aurelio Castillo.
Aurelio:
Aquí.
Diego:
Alicia Contreras.
Antonio:
También faltó.
Diego:
¿Pero quién no falta del instituto de Granada?
Antonio:
Antonio Torres y Fernando Fernández.
Diego:
Gracias. Paso lista del instituto de Ciudad Real. Raúl Gómez.
Raúl:
¡Aquí!
Diego:
Perdona, Sergio Coronado, te salté.
Sergio:
Aquí estoy.
Diego:
Sandro Gutiérrez.
Sandro:
¡Aquí!
Diego:
Hernández.
Julio:
Aquí.
Diego:
Ángel Llul.
Ángel:
Presente.
Diego:
Molina, Mercedes.
Mercedes:
(Levanta la mano)
Diego:
Paula Prieto.
Paula:
Aquí.
Diego:
Jesús Rubio.
Jesús:
No soy rubio, soy moreno.
Todos:
Ja ja.
Diego:
¿Eres tú, no? Qué graciosillo, me parto y me troncho.
Jesús:
Sí, soy yo.
Diego:
Fátima Titos.
Fátima:
Aquí estoy.
Diego:
¿León Torices?
León:
Presente.
Diego:
Pues entonces no falta nadie. Podéis iros a vuestras cabañas correspondientes,
ya mañana os diré las actividades.
48
Antonio:
Estamos solos, ja ja.
Fernando:
Te sientas hasta raro...
Sandro:
Hola, Fernando. ¿Te vienes a darte un paseo conmigo?
Fernando:
Eh, claro... Pero es un poco tarde.
Antonio:
Yo me voy a dormir ya...
(Mientras,
en la cabaña 3)
Ramón:
(Con velas al lado) Sé que estás aquí, Lerucci. No voy a dejar que mates a
estos dos niños, no te voy a dejar... Mataste a mi familia, y ahora irás a por
ellos, pero no te voy a dejar. Averiguaré que persona estás poseyendo y no
podrás matarlos. Sabes cómo soy, Lerucci. Llevo 24 años averiguando como matarte,
y sé hacerlo. No voy a dejar que mates más gente...
(Los
niños por la noche, en la cabaña 9)
Aurelio:
No me puedo dormir...
Jesús:
¿No?
Aurelio:
Pues no.
Jesús:
¿Y tú crees que me importa eso? Anda, déjame en paz.
Aurelio:
Voy a darme una vuelta.
Jesús:
¿Estás loco? Hay un montón de animales en el camping.
Aurelio:
Me da igual.
Jesús:
Cuidado.
Aurelio:
(Bajando las escaleras) Hasta luego, me llevo las llaves. (Sale de la cabaña)
¡Qué sorpresa, Rocío!
Rocío:
¿Qué tal?
49
Aurelio:
Aquí, dándome un paseo, ¿y tú?
Rocío:
Iba a la cabaña 7, porque esto no te lo vas a creer.
Aurelio:
¿Qué pasa?
Rocío:
Sergio va a dormir con Paula... Vamos, ya sabes que va a pasar.
Aurelio:
¡Dios! ¿Desde cuándo llevan saliendo?
Rocío:
Desde esta tarde. Es que Paula es una guarrilla.
Aurelio:
Con buen cuerpo.
Rocío:
Eso es... Bueno, me voy a la cabaña 7.
Aurelio:
¡Mira eso!
Rocío:
Parece Diego.
Aurelio:
Es que es Diego encima de un ciervo... Mejor nos vamos, que nos regaña.
Diego:
Nadie se va de aquí, gentuza. (Empieza a correr con el ciervo, que ataca a
Aurelio)
Aurelio:
¡Hace mucho dolor!
Rocío:
¿Qué está pasando?
Diego:
Nadie se salva de Lerucci. León. (Sale un león) Ataca a esa niña, no la dejes
que viva.
Rocío:
(Asustada) ¿De qué hablas?
Aurelio:
(El ciervo le muerde un ojo) Me cago en el maldito ciervo... (Se muere)
Rocío:
¡Oh, no! ¡No quiero morir!
Diego:
Todos los cercanos a los supervivientes de Lerucci deben morir.
Rocío:
(Empieza a correr pero el león le atrapa y le muerde una pierna) ¡Ah!
Diego:
Mátala y cómetela, león.
León:
(Con voz diabólica) SANATAS NARG. (Le muerde el cuello a Rocío)
Rocío:
¡Dios! (Muere)
Diego:
Muy bien, podéis esconderos.
50
(Llegamos
al día)
Antonio:
(Escucha una campana) ¿Qué es eso?
Fernando:
Será la reunión del monitor, para que nos explique las cosas...
Antonio:
Qué noche más rara. Había ruidos todo el rato.
Fernando:
Estarán para que caigamos y muramos.
Antonio:
A lo mejor la campana también.
Fernando:
Eso lo dudo. Vayamos, si eso llamamos a Ramón.
Antonio:
(Vistiéndose) Sí, vamos.
(Al
ir llegando a la reunión)
Julio:
Sergio, ¿al final hubo...?
Sergio:
No, ya será a la próxima. Eso sí, besa genial.
Julio:
Suertudo, ja ja.
Mercedes:
Oye, no he visto a Rocío por ninguna parte.
León
Torices: Ni yo a Aurelio.
Diego:
Eso quiero decir... Si me dejáis...
Fernando:
(Llegando) ¡Buenas!
León
Torices: ¿Qué pasa con ellos?
Diego:
Fernando, Antonio, tomen sitio. Empiezo a hablar... Rocío y Aurelio han
desaparecido del campamento... Lo siento mucho, seguramente estarán muertos.
Fernando:
A lo mejor no, solo son supervivientes.
Diego:
No lo sé, pero es una noticia malísima.
Jesús:
¿Cómo va a morir...?
Diego:
No lo sabemos.
Mercedes:
No puede morir Rocío... (Llorando) ¡Es mi mejor amiga!
Ángel:
Salió un rato Aurelio a pasear.
Jesús:
Eso es.
51
Diego:
A lo mejor de ahí se perdió... No lo sabemos...
Antonio:
Qué miedo... Espera, han desaparecido en pareja...
Fernando:
Es verdad.
Diego:
(Asustado) ¿Y qué pasa?
Antonio:
En Jaén también... ¡Fernando, vamos a hablar con Ramón!
Diego:
No podéis iros de aquí.
Antonio:
Solo es un momento.
Diego:
Voy a decir las actividades.
Fernando:
Antonio ve tú, yo luego te explico que actividades son.
Antonio:
(Corriendo) Ahora vengo...
Diego:
¿A por quien va?
Fernando:
A por Ramón, un amigo nuestro.
Diego:
Ah... Yo os explico las actividades...
(En
la cabaña 3)
Antonio:
Ramón, abre...
Ramón:
¡Voy! (Abre la puerta)
Antonio:
¡Lerucci está aquí! ¡Han muerto dos personas anoche!
Ramón:
Sabía que estaba aquí. Lo mejor va a ser que durmáis en mi cabaña, hay sitio de
sobra, y que no salgáis por la noche...
Antonio:
Estoy muy asustado...
Ramón:
Tranquilo, no va a pasar nada...
Antonio:
Bueno, voy hacia la reunión.
Ramón:
Hasta luego, Antonio. Mucho cuidado...
(En
la reunión)
Diego:
Pues nada, hasta luego...
Todos:
Adiós.
Antonio:
Volví.
Diego:
Fernando, tú le cuentas todo.
52
Fernando:
Ahora vamos al río. Vamos a hacer piragüismo.
Antonio:
Ah, vale. ¿En parejas de qué?
Fernando:
De 2.
Antonio:
Perfecto, nos ponemos juntos.
León
Torices: (Andando) Jesús, ¿sabes lo de que Sergio se quedó a dormir con Paula?
Jesús:
Ya me lo han contado... A saber lo que se ha liado allí.
Ángel:
(Triste) Pobre Aurelio... A saber dónde está.
Jesús:
Será alguna de sus bromitas. Se habrá escondido.
Ángel:
Lo dudo... Tengo que investigar sobre eso...
Jesús:
Déjalo, ya aparecerá.
Diego:
Ahora vengo. Vosotros quedaos quietos, no tardo.
Sandro:
¡Hey, Fernando!
Fernando:
Eh, hola.
Sandro:
¿Qué tal? ¿Quieres ponerte de pareja conmigo?
Fernando:
Es que ya tengo.
Sandro:
(Triste) Ah, vaya...
(Mientras,
Diego)
Diego:
(Se acerca a la cabaña 5 con un perro) Hey, perro, toma los huesos de Aurelio.
Mételos en la cama de uno de estos chicos. (Abre la puerta)
Perro:
(Con voz diabólica) Trato... hecho...
53
(El
perro entra y le pone los huesos de Aurelio a la cama de Fernando y los de Rocío
a la cama de Antonio. Mientras, en el río)
Fernando:
¿Por ahí vamos a lanzarnos?
Antonio:
A ver si caemos de pie...
Diego:
(Corriendo) Buenas, chicos. Poneos por parejas y prepararos para lanzaros por
allí. Meteos en una barca cada uno.
Julio:
Raúl, mira esa barca lo chula que es. Es como dorada.
Raúl:
Corre, que no se suba nadie.
Julio:
(Se sube encima) ¡Vamos!
Diego:
(Susurrando a sí mismo) Dos muertos más, ja ja. (Hablando fuerte) Subid a las
barcas todos. Ahora cuando avise soltáis la barca de la cuerda desatando el
nudo. Entonces empezareis a moveros y tendréis que remar. El que llegue primero
a esa isla ganará.
Fernando:
Vamos, que podemos.
Antonio:
Ganamos fijos.
Sergio:
Paula, súbete.
Paula:
Claro.
Diego:
Cuando estéis todos empezáis. Aviso en 3 segundos.
Ángel:
Vamos, Sandro.
Sandro:
(Subiéndose) Tenemos que ganar.
Diego:
¡Y YA!
Antonio:
(Remando) Qué lenta es la barca...
Fernando:
Es verdad...
54
Julio:
(Remando) Qué barca más buena.
Raúl:
Es rapidísima.
Sergio:
(Deja de remar) Esto es una tontería.
Paula:
Besémonos.
Sergio:
Claro que sí.
Julio:
¡Va rapidísimo! ¡Ganamos fijo!
Raúl:
¡Estamos casi en la meta!
Diego:
Cocodrilo, ataca a la primera barca que veas.
Cocodrilo:
SANATAS NARG.
Mercedes:
Van a ganar Julio y Raúl.
Fátima:
Se ve... ¡Mira a Paula!
Mercedes:
No me digas que está besándose.
Fátima:
Ja, ja.
Raúl:
¡Vamos a llegar!
Cocodrilo:
SANATAS NARG.
Julio:
¿Y ese ruido?
Raúl:
¡Un cocodrilo!
Julio:
¿Dónde?
Raúl:
(El cocodrilo se sube a la barca y muerde a Raúl en una pierna) ¡Oh, no!
Julio:
¡Raúl!
Raúl:
¡Me muero! (El cocodrilo le muerde en el cuello y mata a Raúl)
Julio:
No, por favor... No me mates...
Cocodrilo:
(Voz diabólica) No hay más remedio. (Se sube encima de Julio y le abre la
barriga. Empieza a comerse su estómago)
Ángel:
¿Qué es eso?
León
Torices: ¡Parece un cocodrilo!
Ángel:
Y está en la barca de Raúl...
55
León
Torices: ¡Cambia de sentido, que nos ataca!
Ángel:
Están muertos... Oh, dios...
León
Torices: ¡Hay un cocodrilo que se ha comido a Raúl y Julio! ¡No paséis por
allí!
Fernando:
Qué fuerte me parece.
Antonio:
Pobre los dos... Espera, dos muertes más.
Fernando:
Otra vez... ¿Lerucci es el cocodrilo?
Antonio:
No, tiene que ser una persona que haga que este animal mate...
Fernando
y Antonio: ¡Diego!
Antonio:
Claro, es el monitor...
Fernando:
No puede ser...
Antonio:
Hay que irse de este lugar ya, si no queremos morir.
Diego:
Ir saliendo, que han habido ataques.
Sergio:
(Desnudo) No le hagamos caso.
Paula:
¡Qué maravilla!
Diego:
(Murmurando) Dos no salen... Cocodrilo, ve a por la barca con esos dos chicos
follando...
Cocodrilo:
SANATAS NARG.
Ángel:
¡Oye, que quedan dos chicos en la barca!
Jesús:
Anda que Sergio así... Qué asco...
León
Torices: Qué guarro...
Paula:
¡Sigue, sigue!
Sergio:
¡Cómo disfruto!
Cocodrilo:
SANATAS NARG.
Sergio:
Qué ruido más feo... ¿Lo has hecho tú?
Paula:
Eh, no...
56
Sergio:
¡Qué es eso!
Paula:
(Se sube el cocodrilo a la barca) ¡Dios mío!
Sergio:
¡Un cocodrilo!
Cocodrilo:
Moriréis. (Le muerde a Sergio en el pene)
Sergio:
¡Me cago...!
Paula:
¡Sergio!
Cocodrilo:
(Muerde a Sergio en la barriga y se la abre, con lo que Sergio muere) Te
toca...
Paula:
¡No, por favor! ¡No! (Le ataca y le muerde en un ojo el cocodrilo. La mata y se
la empieza a comer)
Jesús:
¡Eh, monitor, que el cocodrilo está encima de la barca!
Diego:
Oh, no... Voy a intentar salvarles...
Fernando:
(Susurrando) Otros dos más...
Antonio:
Corre, avisemos a Ramón y vámonos de aquí...
Mercedes:
Paula...
Fátima:
Es que no se que hace allí...
León
Torices: Este camping me da miedo. Han muerto 4 personas y dos desaparecidas...
Jesús:
¡Vámonos!
Diego:
¡Eh! ¡Nadie se va de aquí!
Fernando:
¡Corre!
Diego:
(Gritando) 5 animales os matarán antes de que os vayáis. ¡Oso!
Oso:
SANATAS NARG.
Fernando:
(Corriendo) ¡Mi móvil está en la cabaña 5!
Antonio:
¡Corre!
Oso:
SANATAS NARG.
Mercedes:
Estoy muy cansada... No puedo correr.
Fátima:
¡Mercedes, que te pilla el oso!
Mercedes:
¡No!
57
Oso:
(Engancha a Mercedes y le clava sus garras en un pulmón. Con voz diabólica)
Ciervo, que no se escapen...
Jesús:
Espera, que tengo la navaja aquí.
León
Torices: ¡Mata al ciervo, que se acerca a nosotros!
Jesús:
(Saca la navaja, y cuando el ciervo se acerca le pincha en el cuello) ¡Coge
piedras y apedrea al ciervo!
León
Torices: ¡Voy!
(Cerca
de la cabaña 5)
Fernando:
Antonio, coge mi móvil y el tuyo. Yo voy a avisar a Ramón de esto...
Ramón:
(Saliendo de su cabaña) Ya me he enterado. Coged el móvil, nada más. Vámonos de
este lugar...
Antonio:
(Entrando en la cabaña) ¡Un esqueleto!
Fernando:
¿Qué dices?
Antonio:
Este Diego quería delatarnos de la muerte de Aurelio y Rocío... (Coge su móvil
y el de Fernando) Vámonos, por favor...
(Mientras,
cerca del río)
León
Torices: (Mata al ciervo) ¡Vámonos ya!
Jesús:
(Corriendo) ¡Vamos, que hay un oso cerca!
León:
Nadie escapa de aquí...
Jesús:
Oh, no...
Diego:
(Sale del agua) Invoco una puerta para que esta gente no salga hasta que mueran
todos los animales...
Fátima:
¡Vamos a morir!
Sandro:
Tengo una escopeta de perdigones, voy a por ella.
Diego:
No llegarás.
Sandro:
¿Quién me lo impide?
Diego:
El perro de detrás.
Sandro:
(Mira hacia atrás) Uf... Pórtate bien, por favor.
Perro:
Yo no digo guau, yo digo SANATAS NARG. (Se tira hacia Sandro)
Sandro:
¡Agh!
58
(Al
lado de la puerta)
Ramón:
Está cerrada la puerta, me lo esperaba... Maldito Lerucci...
Antonio:
Es nuestra hora...
Ramón:
No puedo dejar que Lerucci os mate... Se me ha ocurrido una idea.
Fernando:
¿Qué vas a hacer?
Ramón:
Os quiero...
Antonio:
Ramón, no te... ¡Se va a suicidar por nosotros, como hizo su hijo y su esposa!
Fernando:
¡No podemos dejarle!
León
Torices: León, no me mates...
León:
(Se lanza contra León) ¡Muere!
Jesús:
Me voy de aquí...
León
Torices: ¡Sálvame! (Le arranca una pierna) ¡Jesús!
Jesús:
Lo siento...
Ángel:
Perro, te crees que te escaparás, pero no... (Coge un petardo) Con la
sensibilidad de tus oídos, podré matarte si te pongo un petardo cerca, y tengo
un mechero.
Perro:
No, por favor...
Ángel:
Así es la vida. (Enciende el petardo y se lo lanza al lado del perro. Explota
el petardo y el perro muere) Uno menos...
Diego:
(Saca una pistola) No saldréis de aquí con vida, y seré libre...
Lerucci:
(Dentro del cuerpo de Diego) Eso es, mátalos a todos...
Ramón:
(Corriendo) ¡Lerucci, no puedo dejar que mates a nadie más!
59
Antonio:
(Corriendo) ¡No te suicides!
Lerucci:
Cuánto tiempo, Ramón...
Ramón:
Si me matas, no puedes matar a ninguno de estos niños, ¿no?
Lerucci:
De los que quedan vivos no...
Ramón:
Pues cuando quieras...
Antonio:
¡No te mates, Ramón!
Ramón:
No puedo dejar que más chicos mueran...
Lerucci:
¿Seguro que quieres matarte?
Fernando:
¡No lo hagas!
Ramón:
Os quiero demasiado, Antonio y Fernando, como para dejaros morir... Me recordáis
a mí de vuestra edad... Con 13 años...
Antonio:
Ramón, no lo hagas...
Lerucci:
Solo salvaré de la maldición a DOS de los que hay aquí... ¿A quien escoges?
Ramón:
Doy mi vida para que Fernando y Antonio salgan vivos...
Antonio:
(Llorando) Ramón...
Lerucci:
Cuando digas Gran Satanás, doy mi vida para que tú la tengas. A cambio, deja
vivir a Fernando Fernández y Antonio Torres. Gran Satanás, Gran Satanás. Di eso
al revés.
Ramón:
Lo haré. SANATAS NARG, SANATAS NARG.
Antonio:
No puedo ver esto...
Ramón:
ESRROT OINOTNA Y ZEDNANREF ODNANREF A RIVIV AJED, OIBMAC A.
Fernando:
(Llorando) Te queremos, Ramón...
Ramón: SAGNET AL UUT ARAP ADIV IIM YOD.
Antonio:
Ramón...
Ramón:
SANATAS NARG.
Lerucci:
Perfecto... Adiós, Ramón.
Ramón:
Os quiero, chicos.
Antonio:
¡Ramón!
Fernando:
¡No!
Lerucci:
(Entra por la boca de Ramón y lo mata. Lerucci sale) Ya está, estáis salvados,
Fernando y Antonio... León, Cocodrilo y
Oso, matad a los demás. Dejar salir a Fernando y Antonio... Mi viaje ha
acabado...
(Antonio
y Fernando, en vez de irse a Valladolid, en un avión van a Granada. Así termina
esta historia. Cortan el camino de Granada-Albacete llamado Istat. Nadie vuelve
a pasar por allí)